VIOLENCIA ARMADA, ACTORES ARMADOS Y MILITARIZACIÓN

La violencia armada es un tema prioritario en nuestra agenda de investigación, pues el efecto devastador de las armas de fuego en nuestro país es evidente: Venezuela, después de Puerto Rico es el país del continente americano que tiene la mayor proporción de homicidios causadas por armas de fuego (Small Arms Survey 2012). 

Asimismo, uno de los hallazgos de nuestras investigaciones es la identificación de la mutación de una violencia que anteriormente se concentraba en las ciudades, hacia una violencia distribuida en zonas calientes rurales. Uno de los focos de nuestros trabajos de investigación futuros constituyen aquellas expresiones armadas que permiten vislumbrar una violencia mucho mas “organizada” y estructurada perpetrada por diferentes actores: desde los órganos de seguridad del estado hasta organizaciones delictivas –conocidas en el medio periodístico venezolano como las megabandas—, pasando por diversos grupos armados irregulares que han proliferado en el país.

ECONOMÍAS ILÍCITAS

La severa crisis económica en Venezuela, evidente a partir del año 2014, ha contribuido a la expansión de mercados informales e ilegales como alternativa a la contracción de la economía formal. Mercado de drogas ilícitas, de productos regulados redirigidos al mercado negro, de productos robados y de sexo, habrían crecido como parte de estrategias de supervivencia o amparados por sectores vinculados con cuerpos de seguridad o grupos armados. Este es el foco de uno de nuestros próximos estudios.

TRAUMA Y SALUD MENTAL

La violencia crónica ha dejado una serie de secuelas negativas en el bienestar de la población, tanto individuales como colectivas, en el área de la salud mental. Eso, aunado a la crisis humanitaria compleja que ha mermado los servicios de atención ha implicado cuotas importantes de sufrimiento.
En REACIN trabajamos para retratar esta crisis, levantando datos de la afectación (https://saludmental.efectococuyo.com/), de los servicios disponibles (Llorens, 2023), y para desarrollar proyectos para atender a estos malestares, así como para la recuperación del tejido social. Algo de esto ha estado enmarcado en el proyecto Ida y Vuelta ( https://www.idayvueltareacin.org/).
En particular, profundizando en lo que entendemos como trauma psicosocial, hemos estudiado los efectos traumáticos en los individuos y en las comunidades, desarrollando una línea de investigación sobre los efectos en la convivencia de la violencia crónica y apoyando las iniciativas de activismo y reparación a través del arte.
Desarrollamos proyectos de atención, reflexión y formación de profesionales y activistas para atender a las necesidades de salud mental de la población. Por ejemplo, creando consciencia sobre los derechos de los pacientes mentales y formando organizaciones en programas informados por trauma.

VÍCTIMAS Y REPARACIÓN

La organización más sofisticada del mundo criminal en el país a su vez ha originado una fase de operativos militares, marcadamente más letales que los del pasado. Esta situación la hemos  hemos documentado en trabajos recientes  (Antillano y Ávila, 2017; Ávila, 2017; Zubillaga y Hanson, 2018).  Los Operativos militares letales han tendido a institucionalizarse en unas nuevas fuerzas policiales denominadas Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía (FAES). Las fuerzas policiales venezolanas se han convertido en una de las más letales de la región como lo documenta Monitor de Fuerza Letal (2019). 

Las FAES, han sido expresamente mencionadas en el último informe de la Alta Comisionado de la Oficina de Derechos Humanos Michele Bachelet, en el que se recomendó su eliminación y procesos de investigación y de reparación a víctimas. Nuestras investigaciones han arrojado no solo un número muy alto de víctimas de distintas expresiones de violencia en el país, sino situaciones muy diversas de victimización. Sobre la base de los registros que hemos realizado, hemos encontrado a una gran cantidad de esas víctimas que claman por justicia, sanación, reparación y protección.  

MIGRACIÓN

La migración venezolana, por su volumen y naturaleza (esencialmente jóvenes de escasos recursos buscando oportunidades económicas, con frecuencia compitiendo por los lugares más degradados del mercado laboral) en varias ocasiones ha sido acusada por los medios de comunicación y por políticos como un factor asociado al crecimiento de la inseguridad en los países receptores, provocando oleadas xenofóbicas, criminalización y políticas migratorias restrictivas. A la vez, la exposición y vulnerabilidad de la población migrante los hace pasto fértil de grupos criminales, tráfico y trata de personas, o de reclutamiento para la economía informal e ilegal, aumentado la victimización de los venezolanos en la región. Esta problemática constituye una de nuestras recientes preocupaciones de investigación y reflexión.