Un encuentro para convivir sin violencia
El día jueves 7 de diciembre de 2017, en el Centro Cultural padre Carlos Guillermo Plaza de la Universidad Católica Andrés Bello tuvo lugar el Encuentro de Mujeres para Convivir Sin Violencia.
En dicho espacio, diversas activistas sociales, de derechos humanos, académicas, organizaciones sociales, así como pertenecientes a los medios de comunicación se reunieron con el fin de resaltar la capacidad que tienen las mujeres para generar iniciativas con impacto positivo y producción de cambios sociales tendientes a minimizar la violencia letal en el país.
Esta actividad fue un punto de encuentro que sirvió para compartir experiencias vinculadas a la convivencia, a la lucha por transformar los espacios que habitamos, a la defensa al derecho a la vida y a la construcción de alternativas contra las distintas formas de violencia, sobre la base de discusión de tres ejes temáticos: Espacio Público y Comunidad, Oportunidades para los Jóvenes, Violencia y Víctimas.
Las palabras de apertura de dicha actividad estuvieron a cargo de José Carvajal, activista social y miembro de la plataforma de investigación y activismo REACIN (Red de Activismo e Investigación por la Convivencia), el cual resaltó la necesidad de construir una red de trabajo que desde el desarrollo de la ciudadanía y el activismo social se imponga contra la violencia letal que día a día afecta la vida cotidiana de los habitantes del país.
Asimismo convocó a ejercer la exigibilidad para la recuperación de los espacios públicos y el derecho a la ciudad, lo cual debe ser garantizado por una serie de políticas públicas por parte del Estado como son el control de armas y municiones, así como la creación de un sistema de reparación que garantice la justicia a los familiares de víctimas y a los sobrevivientes de la violencia.
Finalmente, el activista convocó a los presentes a que el trabajo mancomunado de todos aquellos que visualizan la necesidad de unir esfuerzos contra la violencia letal debe también combatir las narrativas discursivas que han naturalizado la violencia y minimizado el poder ciudadano que busca recuperar los espacios que han sido ganados por esta.
En correlación con estas palabras, la socióloga e investigadora Verónica Zubillaga, miembro de REACIN (Red de Activismo e Investigación por la Convivencia), afianzó en su discurso de bienvenida la imperiosa necesidad de que el Estado establezca una serie de políticas públicas respetuosas de los Derechos Humanos. No obstante, para llegar a dicho objetivo se debe entablar por parte de los ciudadanos un trabajo de red que correlacione diversas acciones para la consecución de logros a mediano plazo.
El cambio social no se construye en la inmediatez, pero como también resaltó Doris Barreto, miembro fundadora de la iniciativa ¨Madres de Catuche¨ y coordinadora comunitaria del Centro Comunitario de Fe y Alegría de dicha comunidad; el activismo social y en especial el de las mujeres se convierte en vital, pues es una fuente de poder y cambio social en la lucha contra la violencia letal. En especial, las madres han mostrado un poder para reestructurar el sentido de vida de jóvenes inmersos en contextos de violencia y reorganizar el entorno social de dichos jóvenes.
De esta manera, Giorgina Cumarin, urbanista y miembro de la organización social Caracas Mi Convive invitó a que la jornada sirviera como un marco de reflexión, escucha e intercambio de ideas.
La unión de fuerzas, como resaltó la urbanista se convierte en un elemento vital para la construcción de una agenda de trabajo que no solo visibilice la realidad de la violencia letal en el país, sino que permita materializar propuestas concretas en la consecución de logros e impulse la creación de nuevas iniciativas para trabajar el tema.
Es así como hizo un llamamiento a los presentes a repensar, conocernos, reunirnos, crear, desde un punto de vista en el que nos visualicemos también como sobrevivientes de una violencia que nos ha quitado espacios para la convivencia pacífica.
Qué hacer, cómo replicarlo, repensar esas aristas en áreas de trabajo como la recuperación de espacios públicos, el diseño de dichos espacios, la convivencia que estamos teniendo en estos; creación y generación de oportunidades para los jóvenes en situación de riesgo social o conflicto social, cuales son o cómo podemos generar oportunidades para estos jóvenes, tomar en cuenta el tema de la reinserción laboral, la reinserción social, la deserción escolar, las oportunidades de empleo, etc.
Finalmente, pensar el tratamiento de la violencia y las víctimas, considerando que no existen políticas públicas que atienda a los sobrevivientes, desde este espacio cómo influir, que acciones llevar acabo para fortalecer la resiliencia social de los sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Estas mesas de trabajo, en las que cada activista compartió, expuso su trabajo, las expectativas que surgieron sobre el encuentro y de cara al futuro, finalizó con la construcción de una agenda de trabajo o agenda de acción, de la que salieron una serie de acciones concretas que incidirán en el fortalecimiento del trabajo de cada uno de los activistas sociales y organizaciones presentes por medio del establecimiento de una agenda común de vital importancia para la generación de políticas públicas.
Cada uno de los presentes compartió en una actividad que permitió la construcción de iniciativas; propuestas que fortalecen el tejido social y la capacidad de los ciudadanos para generar cambios desde los espacios cotidianos de su vida, acciones que permitan mirarnos y mirar a los otros como agentes capaces de construir una convivencia pacífica en una nación que imperiosamente lo necesita.
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