Voces en Cuarentena con Ángel Rangel Sánchez

En esta entrega de Voces en Cuarentena, desde el análisis, entrevistamos a Ángel Rangel Sánchez, Ex Director de Defensa Civil e Ingeniero Consultor en Gestión de Riesgos y Desastres. Quien a partir de su experiencia reflexiona sobre el tratamiento que, desde el gobierno, se ha hecho de la pandemia.

Como ex director de Defensa Civil, ¿considera que las acciones tomadas por el gobierno ante la pandemia son las correctas? De no ser así, ¿cuáles acciones deben tomarse?

Lo primero que debe hacer cualquier gobierno del mundo, y por supuesto en el caso venezolano más aun —y digo más aún porque Venezuela es un país que se encuentra en las peores condiciones para enfrentar, atender y prevenir todo lo vinculado al coronavirus— es reconocer la gravedad del asunto. Yo creo que ahí, particularmente, hay una ausencia en la política nacional.

Reconocer que Venezuela se encuentra en una profunda crisis social, económica, política… Particularmente en los servicios de salud, los hospitales, clínicas, los laboratorios. Reconocer la falta de capacidades de investigación, de las capacidades asistenciales, de médicos, enfermeras, bioanalistas… De personal del sector salud.

Y además reconocer algo que es fundamental para enfrentar esta pandemia, que es el tema del agua, la carencia del servicio. Y ahora se anexa también el tema de los cortes importantes de luz en prácticamente todo el país, y aunado a eso la ausencia que cada vez mayor de combustible para los vehículos.

Esto hace, de por sí, un cuadro terrible, desalentador. Que, además de reconocerlo, el segundo punto debería ser que —sobre esa base y el entendimiento de que pandemias globales como el Coronavirus no respetan fronteras, ideologías, posiciones políticas, posición económica, ni religión— el gobiernoY no solo con aquellos que se encuentran dentro de la estructura del gobierno, del partido de gobierno y de las Fuerzas Armadas.

Eso definitivamente es un error que no puede dar buenos resultados. Pues se requiere la participación de todos. En este tema todos somos importantes, desde los ciudadanos para tomar las medidas preventivas, hasta el sector privado, los investigadores, la academia, los colegios profesionales. Todos han de ser convocado para una propuesta nacional coordinada.

Hay un factor fundamental, que es la solidaridad. Y la misma, implica desprendimiento, implica enterrar las diferencias, servir al otro sin pensar exclusivamente en lo personal, en lo individual. Ese sentimiento de la solidaridad se rompe cuando, por ejemplo, para tener acceso a determinada ayuda económica hay que disponer de un mecanismo que ha utilizado el gobierno para el control social, como lo es el carnet de la patria. Considerando que hay una gran cantidad de venezolanos que no disponen del mismo, pues entienden que el único documento venezolano válido para ser asistido es la cédula de identidad.

Hay otra situación preocupante. Y es que uno de los factores que hace más vulnerable a Venezuela —además del tema del agua y la imposibilidad de mantener unas condiciones de higiene y desinfección óptimas tan vitales para enfrentar la pandemia — en la vulnerabilidad per se de muchos venezolanos.

Hay muchos venezolanos que vienen sufriendo de grandes afecciones como diabetes, hipertensión, problemas renales…Todos ellos son los más vulnerables en el mundo. Y en Venezuela en este momento existen millones de venezolanos agrupados en todo este contexto: personas con problemas de salud o de la tercera edad que no consiguen medicamentos y demás insumos para sus condiciones, o que el costo no le permite su acceso. Esto sumado al problema grave de desnutrición que se enfrenta en el país.

Esto es un asunto que debe atenderse. No se puede olvidar a esta población vulnerable. Hay que tomar medidas preventivas, se deben activar los mecanismos para atender, para fortalecer sus condiciones de salud, para darle seguimiento y hacer despistajes.

Finalmente, es necesario que los voceros no sean voceros políticos. Que sean técnicos, especialistas, expertos, que tengan credibilidad. Y que no se utilice el tema de la pandemia para hacer proselitismo, para acaparar o negar la información en relación a los procedimientos, a la identificación de nuevos casos, a los fallecimientos.

A mí me preocupa profundamente que en estas condiciones son muy pocos los hospitales y clínicas del país que disponen de unidades de cuidados intensivos. Y se van a ver sobrepasados, sin duda alguna.

Eso tiene que reconocerlo un gobierno serio. Y decirlo de la manera más responsable. Y llamar a todos los sectores, públicos y privados, a las universidades y a los especialistas para que lo acompañen en una acción. No negarlo.

Lo primero, insisto, es reconocer. Esto no es un tema que lo resuelve un gobierno. Esto lo tiene que tratar de resolver el país entero, sin ningún tipo de distingo, sin hacer diferencias, en tanto todos somos importantes.

Es decir que, desde su punto de vista, ¿nada de lo que se está haciendo desde el gobierno apunta a lo correcto en aras de combatir la pandemia?

No hay duda de que algunas de las medidas que se han tomado como tratar la exposición de las personas y restringir la circulación, teóricamente están bien. El tema es que hay que hacer que se cumplan.

Y hemos sido testigos, todo el país, de aglomeraciones de personas en la calle, buscando alimentos, buscando la manera de acceder al agua, a productos de higiene. Esa situación debe atenderla un gobierno, tratar de facilitarlo, establecer mecanismos para suministrarle lo necesario a los ciudadanos, y hacer supervisión.

Que la supervisión no significa realmente represión. Es orientación, un llamado a la responsabilidad individual. Pero para ello es necesario que el gobierno ponga en práctica medidas que les faciliten a los ciudadanos el acceso a los productos básicos más importantes.

Ya sabemos que en Venezuela hay un problema serio, no solo de dotación, de existencia de alimentos, sino un problema de empleo, de recursos. Difícilmente 60 o 70% de la población venezolana tiene para abastecerse y estar en casa una semana o un mes. Porque prácticamente va a comprar a diario lo que tiene que comprar, que casi es lo mínimo.

En esas condiciones es casi imposible pensar que una cuarentena se va a dar en plenitud de condiciones como lo requiere una pandemia como el coronavirus.

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¿La actual Protección Civil dispone de las capacidades organizativas para enfrentar la situación?

Yo estoy absolutamente convencido de que esto no es un tema solo de la Protección Civil. Es un tema de todas las organizaciones, todas las instituciones y de todo el país.

Pero para responder la pregunta en particular, estoy seguro que ninguno de los organismos de emergencia que existen en el país está en capacidad de atender de manera eficiente y efectiva y proceder a atender a los ciudadanos como deben.

Y esto lo digo porque estas organizaciones tienen las mismas carencias que tiene el resto de la sociedad. Esos funcionarios no tienen para llevar comida a sus casas, tienen unos sueldos miserables, las unidades no tienen los repuestos, están fuera de servicio. Y, por supuesto, no tienen los equipos para protegerse, evitar el contagio y desinfectarse.

El no disponer de los equipos de protección personal para este tipo de emergencia, que además deben estar debidamente certificados, hace que todo este personal que debe estar en la primera línea de acción en la lucha contra el coronavirus, se encuentre expuesto directamente a contraer el virus.

Esta situación, de verdad, nada ayuda a las gestiones de atención. Cuando el funcionario o el profesional sabe que tiene esa alta exposición y no tiene la capacidad de protegerse. No hay capacidades de aislamiento en los hospitales, en otros centros. No se han implementado áreas especiales para aislar y darle seguimiento a aquellos que puedan presentar algún tipo de síntoma.

Y el otro problema es que ninguno de esos organismos dispone realmente de cantidades suficientes de instrumentos, de test para la detección y el seguimiento de los posibles afectados.

Entonces todo esto coloca a Protección Civil y a todas las organizaciones en extrema vulnerabilidad.

Toda esta situación estaba muy mal antes. Antes de desatarse la pandemia ya sabemos las condiciones en las que estaban los organismos de Protección Civil, los hospitales, los organismos de seguridad…Indefensos para cumplir el trabajo en el que se han formado.

La situación resulta altamente preocupante y difícil. Y a los días por venir mayor aún. Todo apunta a que esto tienda a agravarse.

Se percibe una fuerte militarización del país con motivo de la pandemia, ¿es correcta esta n debería tener un papel de apoyo logístico frente a los expertos edecisión o piensa que la institución desastres y epidemias?

Este es un gobierno militar. Con la misma fuerza con la que se ha amedrentado a los ciudadanos no se puede operar para brindar protección en una emergencia como esta.

Cuando la gente ve ahorita las Fuerzas Armadas, los percibe como unos militares del gobierno que están para defender al gobierno mismo. Y no para defender a los ciudadanos de la pandemia.

Pero eso no quita que las Fuerzas Armadas jueguen un rol importantísimo en Venezuela y en cualquier país del mundo. Las Fuerzas Armadas tienen una gran capacidad de logística, movilización y de personal, que es fundamental para el desplazamiento, para colaborar con el resto de los especialistas. Porque no olvidemos que esto es un tema de médicos, de enfermeras, de laboratorios y hospitales. Todos los demás debemos ayudarlos a que ejerzan de la mejor manera su trabajo.

Recordemos que las Fuerzas Armadas también tienen las mismas limitaciones: esos soldados no estás comiendo bien, hay problemas de desnutrición dentro de las Fuerzas Armadas, problemas con los vehículos, con el combustible, con los equipos de protección personal. Una cosa es lanzarlos a la calle uniformados, como si tuvieran un traje de súper héroe, y otra cosa es lanzarlos sin guantes, sin mascarillas, sin insumos de desinfección, sin protección para no contaminar su uniforme, sin disponibilidad de alimentación y medicación.

Hay un uso de las Fuerzas Armadas no coordinado con los que tienen que llevar adelante el trabajo sanitario, que es lo fundamental. Esto termina de alguna manera no siendo efectivo en las tareas de apoyo logístico.

Lo hemos visto en cualquier país del mundo. Las Fuerzas Armadas armando hospitales en los parques, en los estadios, llevando ciudadanos de un lado a otro. Cumpliendo labores de vigilancia, en muchos otros casos. Acompañando a la policía, apoyando los mecanismos de prevención, para que la gente de alguna manera se mantenga en sus casas. Pero todo eso se ve distorsionado en el caso de Venezuela, donde la presencia de las Fuerzas Armadas parece más orientada a la represión, que a la asistencia, al apoyo y la ayuda.

En situaciones de emergencia y desastre es fundamental el apoyo de los militares, pero coordinado con las autoridades competentes, que están en la primera línea de defensa del país: todo el personal del sector de salud. Son ellos quienes deben ser los guías, los que deben llevar la batuta en este tema.

En lo que queda por venir se percibe una gran angustia. Un cuadro de complicaciones que puede incrementarse en las próximas semanas, porque no hay en el país la capacidad de detección, análisis y seguimiento de las personas que han sido afectadas por el virus. No hay mecanismos que permitan conocer la real dimensión de lo que está sucediendo.

Lo que le pido al gobierno y al resto del país es que por favor, así como el Secretario General de las Naciones Unidas ha hecho un llamado a apagar las guerras y los conflictos bélicos en todo el mundo, cómo no vamos a poder parar el conflicto político dentro de Venezuela para salvaguardar la vida de los ciudadanos.

Yo hago un llamado a los actores políticos al acuerdo, es momento de hacer una propuesta conjunta, a establecer un plan de ayuda humanitaria internacional.

Se requiere la asistencia internacional. Venezuela no está en capacidad de atender, ni la crisis que viene arrastrando, ni esta que se le ha sumado con el COVID-19.

Porque en el país hay una gran capacidad humana y que pudiera dar una respuesta bastante acertada a lo que está sucediendo.

Llegó el momento de la verdadera solidaridad. No la que se le concede solo a algunos que tienen un carnet político o tengan una ideología. La solidaridad debe ser para todos, absolutamente para todos. Y deben tomarse acciones lo antes posible. Cada hora que pasa está marcada por la muerte.

Ese es mi llamado, un llamado al acuerdo, a que se establezca un plan de ayuda humanitaria, coordinada por los organismos internacionales, encabezada por la ONU y todas sus agencias…Que todos los organismos puedan actuar de manera coherente porque la Asamblea Nacional, el Gobierno, oposición y chavismo se ponen de acuerdo y deciden empujar el barco en una misma dirección. Solo unidos será la manera de salir airosos, en la mayor medida posible.

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